5 de abril de 2008

Alma anestesiada

Tengo el alma sedada, protegida por medicamentos sin prescripción, resguardada en frasquitos color té, sellada en bolsitas transparentes, escondida en cajitas con troqueles intactos.
Ahí está, donde nadie, nadie puede tocarla.
Mi alma permanece anestesiada... para no darme cuenta, para no sentir más...
Mi alma está tranquila, inmutable ante la alegría y la tristeza, apática ante el dolor o el placer.
Mi alma está ahí, latente... con una mueca que asemeja una sonrisa... con una mirada perdida en algún horizonte.
Mi alma está espectante, pero desinteresada... viendo el mundo desde otra perspectiva, desde el afuera, desde una altura segura.
Mi alma está, y eso es lo importante. Quizás algún día se despierte, se despabile y se despereze.
Quizás algún día se anime y salga, deje de estar tapada abajo de mil cosas y deje de esconderse.
Quizás algún día, pero no por ahora.